El tamarisco, tarai, ó tamariz, en castellano y tamariu, farga, ó gatell, etc..., en catalán, es un árbol caducifolio, mediterráneo, que resiste incluso ambientes muy desérticos y salinos. Estas son sus espectaculares inflorescencias, formadas por multitud de pequeñas flores blancas o rosáceas...:
Vemos brotes florales de uno de esos árboles. En algunas subespecies los brotes florales son abundan-tísimos y generan un aspecto plumoso o difuso en los árboles en primavera; así lo vemos en este Tamarix "gállica" del parque Pegaso:
Y éste es el tronco del "gállica" que hemos visto en el parque "Pegaso. Son muy características las ramas de estos árboles: son muy largas, flexibles, difíciles de cortar y de aspecto ligero. Estas son las ramas del ejemplar de Montjuich:
Y acabamos, con la foto de uno de los árboles de Nou Barris
Son éstos, unos árboles con una gran historia. En la Biblia, en el Génesis, se cuenta como Abraham -hará unos 4.000 años- plantó uno de ellos en Berseba, tras excavar un pozo, que quedó así "señalizado".
Según una antigua tradición, el "maná" con el que Dios alimentó a los Hebreos en su marcha por el desierto, era producido por una variedad de tamariscos afectados por la picadura de una cochinilla del género "Coccus". En fin, sea cierta o no esa tradición, es evidente la antigüedad de nuestro conocimiento sobre los "Tamarix"...
El género "tamarix" incluye más de 60 especies; en nuestro ambiente las más comunes son la "africana", como la que vemos ahora, situada en el antiguo Jardín Botánico de Barcelona, en Montjuich y la "gállica" que luego veremos.
Son árboles amigos de la sal. Sus raíces, muy largas, la absorben del subsuelo y la acumulan en su follaje; de allí pasa al suelo, creandose un ambiente insano para otras especies que no pueden competir con los tamarix
Este es un conjunto de tamariscos de la especie "ánglica", similar a la "gállica". Lo plantó el Ayuntamiento de Barcelona en una de las calles más altas de Nou Barris. Son árboles que, cuidados, se adaptan bien a los ámbitos urbanos...
En efecto, si ampliáis esta foto, tomada de ese árbol, veréis que se trata de numerosísimos brotes blancos...:
Éste es el notable tronco del "africano" de Montjuich. Son troncos tortuosos, ramificados casi desde la base; de corteza agrietada, de color entre pardo y ceniza oscura:
Las hojas son muy pequeñas, escuamifomes: se solapan unas con otras hasta cubrir toda la superficie de las ramillas que las sustentan; se parecen en este aspecto a las hojas de los cuprésidos (de los cipreses). Miden entre 1 y 3 milímetros; son alternas, enteras...:
Vemos de nuevo las flores de uno de los "ánglica" fotografiados:
Y una ampliación: vemos que se trata de mínimas florecillas, agrupadas en inflorescencias de unos 5 milímetros de ancho y 4 ó 5 centímetros de longitud...
Los frutos son pequeñas capsulitas ovales que se abren dejando salir multitud de semillas que disponen de un penacho plumoso gracias al cual se diseminan hasta notables distancias. Aquí vemos una de esos brotes florales, ya fructificados y abiertos... Se trata de una foto otoñal.
Y acabamos, con la foto de uno de los árboles de Nou Barris
Son éstos, unos árboles con una gran historia. En la Biblia, en el Génesis, se cuenta como Abraham -hará unos 4.000 años- plantó uno de ellos en Berseba, tras excavar un pozo, que quedó así "señalizado".
Según una antigua tradición, el "maná" con el que Dios alimentó a los Hebreos en su marcha por el desierto, era producido por una variedad de tamariscos afectados por la picadura de una cochinilla del género "Coccus". En fin, sea cierta o no esa tradición, es evidente la antigüedad de nuestro conocimiento sobre los "Tamarix"...